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Sin Anestesia: México, único país de Latam donde el salario mínimo está por debajo de la línea de pobreza

miguel.mier_.columnista1
24/08/2014 21:33 / Miguel Mier
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“La superstición, la idolatría y la hipocresía cuentan con grandes salarios, la verdad es mendiga”, Martín Lutero
La semana pasada diversos medios de comunicación y editorialistas han tocado el tema del salario mínimo en México. En parte por el intento de Miguel Ángel Mancera de subir el salario mínimo en el Distrito Federa y en parte por las declaraciones de Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, quien dice que subir el salario mínimo provocará inflación. Vale la pena analizar el salario mínimo de México como medida de ingreso de las familias más necesitadas y como variable de control de la inflación.
Empecemos por la inflación. En 1991 la inflación anual fue de más de 22 por ciento. Este año será de menos de 4 por ciento, un gran logro para el Banco de México y los secretarios de Hacienda de los últimos 33 años. El problema es que gran parte del peso de mantener la inflación baja está siendo cargado por lo que menos ganan.
En términos de dólares, solo hay dos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyo salario mínimo ha decrecido entre 2000 y 2014. Esos dos países son México y Turquía. O sea, con un mes de salario mínimo del año 2000 un trabajador mexicano y un turco podría comprar más dólares de los que pueden comprar hoy. La gran diferencia es que en México una persona que gana el mínimo gana por hora $0.60 (sesenta centavos de dólar) y en Turquía $2.8 (dos punto ocho dólares). O sea, el salario mínimo en Turquía es 4 veces mayor al de México.
Otro dato interesante es lo bajo que es el salario mínimo en México comparado con la media del salario nacional, o sea, lo que gana el promedio de la población vía sueldo. Una persona que gana el mínimo gana 19 por ciento de lo que gana la media nacional. En Chile quien gana el mínimo gana 43 por ciento de la media nacional.
Otro dato interesante es el que tiene que ver con la línea de pobreza. Cada país tiene una línea de pobreza distinta basada en el costo de los artículos básicos que requiere una familia para sobrevivir adecuadamente a cada mercado. México es el único país de América Latina en que si ganas el salario mínimo ganas menos de lo marca la línea de pobreza. Ni siquiera Honduras que es mucho más pobre que México tiene un salario mínimo por debajo de la línea de pobreza.
¿Quién es el responsable de fijar los salarios mínimos en México? Existe un organismo llamado Comisión Nacional de Salarios Mínimos, cuyo presidente por los últimos 23 años ha sido Basilio González, de 70 años de edad, quien gana un salario (nada mínimo) de 2.8 millones de pesos anuales. El salario mínimo promedio nacional anda en unos 66 pesos diarios. Un empleado tendría que trabajar durante 116 años sin un día de descanso para ganar lo que Basilio González gana en un año.
El lunes pasado Carlos Puig publicó un editorial titulado Carstens y el petate muerto en donde se opone a los argumentos de Agustín Carstens cuando dijo que incrementar el salario mínimo provocará fuerte inflación. Los tres argumentos de Carstens son: Primero que los empresarios trasladarán el incremento en el salario a sus precios y eso provocará inflación. Segundo que los empresarios correrán trabajadores o dejarán de contratar provocando desempleo. Tercero que los empresario van a evadir el salario mínimo incrementando la informalidad. Los tres argumentos de Carstens son pesimistas y dañinos para la economía. Claro, se entiende que quien es responsable de mantener baja la inflación busque exagerar sus argumentos negativos.
Citando a los clásicos de la macroeconomía Keynes y Kalecki hay sólidas teorías para generar escenarios de crecimiento económico estable con aumento de productividad, incrementos reales en los salarios y baja o nula inflación. La clave es el desarrollo del capital humano.
Estamos de cara a las reformas estructurales que abren la economía mexicana a nuevas inversiones como en el sector energético. Si creemos que nuestra ventaja competitiva es tener salarios por debajo de la línea de pobreza vamos a vender las cualidades erróneas de nuestro país. Deberíamos estar vendiendo mano de obra calificada y de alta calidad, con salarios dignos. Está claro que el salario mínimo en México es un salario de referencia que en la práctica aplica proporcionalmente a menos ciudadanos que lo que aplica en otros países. Sería buen momento para quitar las distorsiones y definir un salario mínimo más acorde con la realidad, buscando generar desarrollo y productividad más que tratar de contener la inflación a costa de los ingresos de las familias más necesitadas. Otra opción sería pagarle el salario mínimo a Basilio González, a ver si ahora sí logra hacer que el salario mínimo crezca arriba de la línea de pobreza.
@MiguelMier

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Columna. Sin Anestesia: Uber, tecnología y servicio que amenazan a los taxis

10/08/2014 20:25 / Miguel Mier

“Uber es software que come taxis”, Marc Andreessen, fundador de Netscape
Uber es una de esas aplicaciones que el día que la usas cambia tu comportamiento como consumidor, cambia tu percepción de una industria completa y te hace pensar ¿por qué se tardaron tanto en inventar algo así?
Uber es como un servicio de taxis en línea, eficiente y sin uso de efectivo. Un app en tu teléfono inteligente con un click dispara una solicitud para que vayan por ti en el auto de tu elección. En cuestión de segundos se confirma tu petición con la imagen del auto que va a pasar por ti, la foto del chofer y los minutos que tardará en llegar.
Cuando lo he usado nunca ha tardado más de 8 minutos en llegar. Cuando el chofer está llegando por ti te manda un SMS (mensaje de texto) haciendo saber de su llegada. Normalmente el chofer se baja, abre la puerta, te da la bienvenida y te pregunta a donde te va a llevar.
En el camino puedes hacer múltiples paradas. Los autos y tarifas varían desde autos económicos con UberX hasta limusinas o Suburban para siete pasajeros. Cuando te deja en tu destino, te agradece el que lo hayas contratado y te despide sin necesidad de pago en efectivo ni de que dejes propina alguna.
En cuestión de segundos llega un recibo a tu correo electrónico explicando el cargo que se hizo a tu tarjeta de crédito, la distancia que recorriste, el tiempo, el nombre del chofer, auto, día, hora, etcétera.
Antes de volver a usar Uber debes llenar una encuesta de satisfacción con el servicio que es de uno a cinco estrellas. Con base en las estrellas otorgadas al chofer, es que van subiendo su calificación de servicio y por consiguiente sus incentivos económicos.
El servicio que acabo de describir es un claro ejemplo de cómo la tecnología va a redefinir industrias enteras y en este caso concreto los servicios de taxis.
Este servicio lo he usado en las últimas semanas por viajes de trabajo en las ciudades de Los Ángeles y San Francisco, pero ya está disponible en la Ciudad de México, Guadalajara, Bogotá, Barcelona y hasta en Bangalore en India.
Uber opera en 38 países. Antes de Uber recuerdo haber pasado más de media hora en las calles de Los Ángeles o San Francisco buscando de esquina en esquina un taxi libre y con el brazo estirado ‘haciendo la parada’ cada vez que veía un taxi.
Otra opción era rentar un auto, tratar de navegar de oficina en oficina con un GPS y pasar mucho tiempo y dinero en estacionamientos. Con Uber todo eso quedó en el pasado. Con un click en unos minutos el mejor servicio de transportación que he recibido está a la puerta de cualquier lugar en donde operan.
Uber es un start up de tecnología que nace en la ciudad de San Francisco en 2009, fundada por dos jóvenes emprendedores: Travis Kalanick (CEO) y Garrett Camp. Nace con la idea de unir las necesidades de transporte de los usuarios con los dueños de autos haciendo que la tecnología maximice la eficiencia de ambos.
A cinco años de su fundación Uber hoy tiene una valuación de 17 billones de dólares. Sigue siendo una empresa privada, fondeada por inversionistas del Silicon Valley. Vale la pena seguirle la pista por que parece que van a crear mucho valor en el futuro cercano.
¿Por qué Uber va a re definir una industria tan antigua y poderosa como la de los taxistas? Porque Uber busca eliminar ineficiencias del mercado con el uso de tecnología. Una ineficiencia en el mundo analógico se da por que ni el taxista ni el cliente pueden comunicar fácilmente su necesidad de transporte si no tienen contacto visual. Por eso hacemos la señal de ‘la parada’.
Otra ineficiencia es que normalmente los taxistas en todo el mundo toman fuerza por medio de sindicatos que por un lado tienen un interés político pero por otro crean capas de costo que termina pagando el usuario.
El tercer aspecto que me parece el más interesante es que por medio de una simple encuesta de cinco estrellas logras subir el nivel de servicio al cliente. Antes de Uber ¿qué incentivo tendría un taxista para dar un servicio excelente? ¡Ninguno! Con Uber cada trayecto es evaluado, cada cliente tiene el poder de calificar al prestador de servicio.
En la mayoría de los Uber que he usado el chofer ofrece agua gratis y cargadores para celular. Cuando un prestador de servicio sabe que será evaluada su atención se enfoca en los pequeños detalles que le garantizarán cinco estrellas. El poder de mejorar los ingresos del chofer está en manos del usuario, no en manos de un líder sindical o del apoyo a algún candidato.
Uber me parece uno de los mejores ejemplos de como la tecnología va a redefinir industrias completas eliminando ineficiencias. Hoy hablamos de los taxis, seguramente muchas industrias más empezarán a vivir su re-nacimiento combinando del uso de la tecnología con emprendedores talentosos.

El autor es licenciado en Economía por el ITESM, con maestrías en Administración y Tecnología por las universidades de Stanford, Carnegie Mellon e ITESM.
Es ejecutivo de Entretenimiento y profesor en la Maestría en Administración (MEIM) en la Universidad Carnegie Mellon de Los Ángeles, California.
mmier@stanfordalumni.org

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Sin Anestesia: Personas felices, países felices

Columna. Sin Anestesia: Personas felices, países felices
03/08/2014 21:15 / Miguel Mier

“La Felicidad Interna Bruta (FIB) es más importante que el Producto Interno<strong Bruto (PIB)”, Jigme Singye Wangchuck (cuarto Dragón Rey de Bután)

Los economistas estudiamos el comportamiento humano por medio de métricas numéricas. Tratamos de encontrar variables medibles para entender las conductas de las personas. La producción económica, el dinero, es una métrica numérica con la que es fácil trabajar por ser universal y comparable. Pero ¿será la mejor métrica de desarrollo de una persona, comunidad o país? La semana pasada les compartí un índice de prosperidad de Lagatum Institute que de hecho la revista Forbes usa como métrica de felicidad. Hoy voy a abordar una metodología mucho más difundida y que se está estudiando en muchas universidades alrededor del mundo (LSE, Columnbia, Universidad de Canadá y Naciones Unidas): el Reporte Mundial de Felicidad (World Hapiness Report).
Desde la década de los 80 países como Bután han querido migrar de medir el Producto Interno Bruto (PIB) a medir la Felicidad Interna Bruta (FIB). Otros países han seguido esta misma tendencia. Al grado que las ONU invita a los países a dar seguimiento al Reporte Mundial de Felicidad (RMF).
Los cinco países con mayores índices de felicidad en el reporte (RFM) 2013 son: 1. Dinamarca; 2. Noruega; 3. Suiza; 4. Holanda y 5. Suecia.
Las variables que más mueven los resultados de los países en el índice son seis: 1. Producto Interno Bruto o bienestar económico; 2. Expectativas de vidas saludables; 3. Tener a alguien con quien contar (se mide con los índices de divorcios y estado civil); 4. Libertad percibida para emprender y desarrollarse; 5. Bajos índices de corrupción; 6. Métricas de generosidad.
El índice no solo mide estas seis variables, pero estas son las que mueven en mayor medida la calificación final de felicidad de una nación. Como pueden ver las seis variables se puede dividir en Económicas la 1 y 2; Psicológicas la 3 y 4; y Éticas la 5 y 6.
Analizando los datos del índice hay algunas tendencias muy evidentes por ejemplo que los países que tienen niveles de felicidad más bajos, por tener economías más pobres son los africanos y latinoamericanos. Los países ricos afectan sus índices de felicidad por problemas psicológicos como índices de depresión y suicidios.
Los pobladores de países que tienen altos niveles de felicidad tienen cuatro características en común: a) Viven más años, b) Son más productivas, c) Ganan más dinero y d) Son mejores ciudadanos.
La mayoría de los gobiernos del mundo están tratando de ajustar este reporte a las realidades de sus países. La OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) ha desarrollado sus propias aplicaciones complementarias a este reporte y ha sugerido su aplicación.
Nick Marks, creador del Happy Planet Index, dijo en TED “El propósito último de una nación es crear ciudadanos felices y saludables”. No puedo estar más de acuerdo con ese enunciado de Marks y le añadiría que también debería de ser el propósito último de cualquier servidor público o político. El problema es que a veces ellos, los políticos, no lo ven así.
Como pueden leer en las fuentes que cito cuando hay gobiernos poco éticos el daño no solo se da en la economía sino en la salud y felicidad de un país. Ahora viene la parte que algunos les incomoda, bajar estos conceptos multinacionales a nuestra realidad estatal. ¿Cómo creen que estemos en Michoacán en estas 6 variables que generan felicidad? ¿En las económicas? ¿En las éticas? ¿En las de anti-corrupción?
Uno de los hechos que no solo le quita felicidad a nuestro pueblo, sino que lo indigna, es ver como el gobierno se queda con al menos una tercera parte del sueldo de cada trabajador (por medio de ISR, IN, IEPS, IVA, etcétera). Con esos ingresos que recauda en vez de responder como funcionarios a nuestro servicio algunos se convierten en burócratas corruptos.
Nuestros impuestos no sólo pagan los sueldos de los funcionarios corruptos que piden mochadas o tiene vínculos con la delincuencia, también pagan los sueldos de quienes deben procurar la justicia. Vivimos tanta corrupción y nepotismo por que no hay consecuencias, no hay castigos, hay impunidad.
Las reformas económicas de Peña Nieto intentan mejorar en las variables económicas de nuestra nación. ¿Y las variables psicológicas y éticas? Ojalá que mejoren en paralelo. No sólo aspiramos a ser un país próspero en lo económico, queremos ser un país feliz.

El autor es licenciado en Economía por el ITESM, con maestrías en Administración y Tecnología por las universidades de Stanford, Carnegie Mellon e ITESM.
Es ejecutivo de Entretenimiento y profesor en la Maestría en Administración (MEIM) en la Universidad Carnegie Mellon de Los Ángeles, California.
mmier@stanfordalumni.org

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