Cuando veas las barbas del vecino cortar… organízate un partido de la selección el día de las elecciones.
por Miguel Mier | 30 de marzo de 2015
«La corrupción es causa directa de la pobreza de los pueblos y suele ser la razón principal de sus desgracias sociales.” Jorge González Moore
El 15 de marzo Brasil vivió la protesta civil más numerosa e impresionante de su historia. Dilma Rousseff y su gabinete esperaban una gran manifestación en su contra, pero nunca, ni cerca, de las dimensiones que tuvo. En Av. Paulista, la principal avenida del centro de Sao Paulo, se esperaban 100 mil manifestantes; el cálculo final llega a cerca de 1 millón de personas protestando. En los 27 estados del país sudamericano se manifestaron un total de 2.2 millones de personas. ¿Contra qué se manifestaban? Contra la corrupción del gobierno.
Durante el mundial de futbol de Brasil en verano de 2014 empezaron grandes manifestaciones en contra de la enorme corrupción que se vivió en la millonaria construcción de estadios e infraestructura. El escándalo actual es mucho mayor, ahora es en la empresa brasileña de petróleo Petrobras. El monto de corrupción revelado es de arriba de 4,000 millones de dólares en los primeros años del 2000. Otro dato impactante publicado en Venezuela dice que el 84% de los brasileños asumían que en la asignación de contratos de Petrobras había corrupción. El gigante no había despertado. Su presidenta actual Dilma Rousseff fue lideresa de los sindicatos petroleros involucrados en los escándalos actuales. Eso aviva la llama de la indignación.
Los sindicatos y los círculos de asesores cercanos a la Presidenta Rousseff le informaron que la manifestación del 15 de marzo sería modesta y principalmente de blancos ricos. Para su sorpresa la manifestación no fue modesta y se vieron decenas de miles de carteles que decían: “Soy negro, pobre y quiero a Dilma fuera”.
De acuerdo a los analistas internacionales que evaluaron la manifestación del 15 de marzo, un 25% de los asistentes salieron a las calles para pedir el despido de Dilma Rousseffy juicio político para ella por corrupción. O sea, 1 de cada 4 personas pedían cambio de presidente. Legalmente su petición es poco factible ya que para hacer juicio político (impeachment es la palabra en inglés) a un presidente en funciones se tiene que hacer por hechos cometidos durante su administración. La corrupción de los 4,000M de Petrobras tiene más de una década de antigüedad. En términos legales lo peor que le puede pasar a Dilma Rousseff es perder la próxima reelección y eso ofende a sus gobernados.
La indignación del pueblo brasileño es inesperada y sin precedente por su magnitud. En México estamos siendo testigos distantes de lo que sucede en Brasil en temas de corrupción. Mientras tanto aquí ¿cómo vamos?
La semana pasada se cumplieron 50 días de la designación de Virgilio Andrade Martínez como Secretario de la Función Pública. El Sr. Andrade recibió la orden presidencial de investigar conflictos de interés en la turbia compra de la “Casa Blanca” y contratos con Grupo Higa. Al día de hoy el Sr. Andrade no ha reportado nada. ¿Estará desobedeciendo la orden presidencial? oquizás está cumpliendo al pie de la letra las instrucciones que recibió fuera de cámaras. La lección que los políticos tienen que aprender de Brasil es que las reacciones ante temas de corrupción son cada vez de mayor rechazo y cada vez más masivas. Ojalá que el silencio del Sr. Virgilio Andrade no sea otro cerillo más a la inflamable indignación de los mexicanos.
Donde de plano se volaron la barda es en calendarizar el partido de la Selección Mexicana contra Brasil el mismo día de las elecciones federales, estatales y locales. A veces lo que más irrita son los argumentos que acompañan a las acciones. La semana pasada Héctor González Iñárritu (Presidente de Selecciones Nacionales) hizo la declaración de que el partido contra Brasil no tiene nada que ver con las elecciones porque la fecha se acordó hace mucho: hace 3 meses. Las elecciones del 7 de junio de 2015 estaban calendarizadas no hace 3 meses sino hace más de 3 años.
Los grandes cambios democráticos suceden cuando la base de la población sale a votar masivamente. Los burócratas y los afiliados a los partidos políticos son muy pocos en cualquier democracia del mundo. Inclusive los sindicatos como el SNTE no podrían influir en una elección si la población saliera a votar de manera masiva. Los que ganan con que poca gente vote son los partidos establecidos y los que tienen vínculo con sindicatos.
Pensar que programar un partido tan importante no va afectar el número de votantes es ilógico. Pensar que es una coincidencia que la selección juegue el día de la elección es iluso. Pensar que no nos vamos a dar cuenta es ofensivo.
@MiguelMier