por Miguel Mier | 11 de mayo de 2015
«Necesitamos muchas más empresas formales.” Ricardo Hausmann
La semana pasada, del 6 al 8 de mayo, se llevó a cabo el WEF (Foro Económico Mundial) para América Latina en la Riviera Maya, Quintana Roo, México. Cinco presidentes participaron en el evento. El Presidente de México, Enrique Peña Nieto, fue el anfitrión de tan importante evento de líderes políticos, académicos, sociales y empresariales.
Una de las sesiones más interesantes del foro fue un taller titulado: “Redefiniendo el rol de los negocios”. El formato del taller era por medio de un moderador y 4 mesas con un líder en cada mesa. El moderador fue nada menos que el economista venezolano Ricardo Hausmann, Director de Centro para el Desarrollo Internacional y profesor de Economía del desarrollo en la Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. Fue ministro de Planificación de Venezuela y jefe de la «Oficina Presidencial de Coordinación y Planificación» (1992-1993) durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Las mesas tenían como líderes a un panameño, un peruano, un venezolano y un mexicano. El panameño era Stanley Motta, señalado por Forbes como el hombre más rico de Centro América. Motta es dueño de la línea aérea Copa Airlines, el Canal 2 de Panamá, Telefónica de Centro América y de tiendas libres de impuestos de los aeropuertos en 20 países.
El peruano era Carlos Rodríguez Pastor, el hombre más rico del Perú según Forbes: #1 en Perú y #894 a nivel global. Dueño de Interbank y una empresa telefónica. Dueño de Centros Comerciales, Cines, cadenas de restaurantes y recientemente está incursionando en escuelas privadas de muy bajo costo en zonas marginadas de Lima.
El venezolano era Lorenzo Mendoza, en Forbes #3 en Venezuela y #690 a nivel global. Dueño de Empresas la Polar. Fabrican cerveza, bebidas, alimentos y productos de consumo. Lorenzo es famoso por ser el empresario más vocal, frontal y valiente en contra de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
El mexicano fue Agustín Coppel Luken, de Culiacán, Sinaloa. Dueño de las empresas Coppel, BanCoppel, Canadá y Viana. Agustín es uno de los empresarios mexicanos más comprometidos con la educación.
El propósito de la sesión era encontrar un nuevo rol de la iniciativa privada para impulsar el desarrollo de la región. En la mesa del venezolano Lorenzo Mendoza éramos 8 participantes de distintos países; entre ellos el colombiano Luis Alberto Moreno, Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La conclusión de nuestra mesa fue que el principal problema que detiene el desarrollo de la región es la informalidad. El 50% de la economía de región es economía informal que no paga impuestos. En los países desarrollados la economía informal es menos del 10%. El objetivo que planteamos a 25 años, para el 2040, es bajar la cifra de la informalidad del 50% al 10%.
Propusimos empezar por crear conciencia del daño económico y social que causa la informalidad. Junto con los gobiernos propusimos diseñar y difundir beneficios concretos de mudar de la informalidad a la formalidad tanto del lado del empleo como descuentos en el consumo por transacciones electrónicas. Una gran campaña de comunicación con beneficios reales y concretos.
Mayor formalidad implica mayores impuestos para los gobiernos. Esos impuestos deben provocar mayor inversión en infraestructura y eso eleva la productividad. Uno de los grandes temas a vigilar es la transparencia. La idea es que el gobierno tenga más recursos pero que se comprometa a manejarlos de manera transparente y a combatir la corrupción.
En las conclusiones el brillante Ricardo Hausmann nos compartió un ejemplo de República Dominicana. La iniciativa privada de una pequeña ciudad llamada Santiago de los Caballeros se organizó para invertir juntos. ¿En qué invirtieron? Primero en un hospital de primer nivel, después en un aeropuerto y ahora están creando un puerto marítimo para que los buques lleguen directo al norte de la isla. Ese es un claro ejemplo de que la iniciativa privada también puede organizarse e invertir en proyectos estratégicos que en el mediano plazo harán más rentables los negocios de todos. ¿No será tiempo de empezar a pensar así en Morelia?